A veces la vida deja una marca...
La mayoría de los días, Andrea no sabe si quiere besar a Tanner o pegarle un puñetado en las tripas. Es realmente sexy, con esa mirada arrolladora y su cuerpo de bombero, pero es un mujeriego, y no se pueden soportar más de un par de minutos. Hasta ahora.
Tanner sabe que él y Andrea tienen una de esas relaciones épicas de amor-odio desde que le alcanza la memoria, pero quiere más amor que odio de ella. La desea. Ahora. Mañana. A medida que la va conociendo mejor, se le va haciendo más obvio que Andrea tiene un problema. Ella está al borde, y siempre que él intenta acercarse, se le escapa entre los dedos.
La vida de Andrea está fuera de control, y no importa que Tanner quiera salvarla, porque cuando todo se desmorone y se esté precipitando hacia el vacío, sólo ella podrá salvarse.
A veces la vida te hace luchar por ese felices para siempre...
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